El derecho a la salud física y mental es uno de los derechos humanos fundamentales, pero millones de personas en todo el mundo carecen del acceso a una asistencia sanitaria básica y no pueden costear siquiera los medicamentos más elementales.
El derecho a la salud es violado de forma sistemática cuando los marcos regulatorios fracasan en proteger a la población de la contaminación o residuos tóxicos. La violación del derecho a la salud causado por el vertido de residuos tóxicos, la contaminación del agua potable u otros elementos está ampliamente extendida, en especial entre la gente pobre cuyos derechos a la salud y a la vida misma no son respetados. Esto es particularmente frecuente en países donde la extracción de recursos naturales (tales como el petróleo, el oro u otros) apenas está regulada y donde los derechos de los pobres, los indígenas y los marginados no están amparados por sus gobiernos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cerca de 2.000 millones de personas carecen de acceso a las instalaciones sanitarias básicas. Millones de mujeres mueren de causas evitables por falta de atención durante el parto. Más de 11 millones de personas mueren a causa de enfermedades infecciosas porque no pueden costear las medicinas necesarias. A medida que la sanidad y la investigación sanitaria se privatiza y es objeto de patentes, aquellos que no pueden pagar son excluidos, y los más pobres son condenados a una vida de angustia, dolor y pobreza.